En La Guajira, la imagen de decenas de cometas sobre la arena resume una idea mayor: el juego como camino de aprendizaje y cohesión social. Cada cometa es un pequeño experimento de física en vivo; cada hilo, un vínculo entre niños, familias y territorio. Estas actividades también muestran la potencia de las alianzas locales que logran convocatorias amplias y seguras, y recuerdan que la cultura del viento puede ser un punto de partida para procesos formativos más profundos—desde el juego hasta los deportes de vela y, de ahí, hacia oportunidades educativas y turísticas. El Tiempo
Pueden leer el artículo completo en El Tiempo: “Así volaron en La Guajira por los aires las ilusiones de muchos niños Wayuu”








